Desde mucho tiempo atrás hay un problema serio respecto al manejo de desechos orgánicos, especialmente en aguas negras. El mal drenaje tanto en áreas rurales como urbanas representa un peligro para el Medio Ambiente pues genera un cambio en el ecosistema y afecta el agua potable disponible para consumo humano.
Si estás leyendo esto es porque tú quieres ser parte de la solución y tenemos una buena noticia ¡Aún estás a tiempo!
La península de Yucatán es un ejemplo donde el desemboque de aguas negras a los ríos subterráneos pone en riesgo las áreas naturales. El mal manejo de residuos erosiona el hermoso paisaje natural que es el principal atractivo de esta región.
Establecer redes de alcantarillado ahí ha sido complicado porque requieren de un gran capital para su infraestructura y necesitan mantenimiento constante. En este caso es necesario que se aplique la tecnología más novedosa para reducir la cantidad de desechos liberados al medio ambiente, una gran opción son los biodigestores.
En diferentes municipios de Quintana Roo ya hay ejemplos de personas que han optado por implementar esta tecnología. Desde hogares particulares, que simplemente conectan su desagüe, hasta restaurantes y hoteles, que procesan además grandes cantidades de comida e incluso sargazo.
En cuestión de terrenos, hay fraccionamientos ecológicos que ya están implementando biodigestores en sus áreas comunes y amenidades. Ejemplo de ello son empresas como Grupo Inmobiliario Kiri S.A. de C.V. y de Seye Desarrollo S.A. de C.V., quienes además orientan a sus clientes sobre el uso de estas herramientas.
En cualquier caso, el uso de esta tecnología ya tiene un tiempo comprobando su efectividad y resistencia. Son productos ecológicos, económicos, altamente durables que presentan una solución a largo plazo.
¿Qué es un biodigestor?
Los que suelen instalarse en hogares son tanques que recolectan el agua residual doméstica y donde, por medio de las bacterias presentes en la materia fecal, los desechos en la cámara se descomponen. También existen bolsas de exterior selladas que generan gas natural, en ellas se agregan desperdicios de cocina pero requieren grandes cantidades para funcionar.
A diferencia de las fosas sépticas, que suelen tener varias cámaras y requieren vaciarse para su limpieza, los biodigestores comerciales son tanques individuales con filtros y requieren menor mantenimiento. Al ser más eficientes, son más amigables con el ambiente, evitan la contaminación de mantos freáticos y la erosión del suelo.
¿Cómo funciona?
Su forma de cono permite que, por medio de la densidad de los desechos, los residuos se separen. La “digestión” es un proceso biológico en donde no interviene el aire, anaerobio, y por lo tanto no genera malos olores. El contenido dentro del tanque se transforma, dando como resultado un líquido que puede usarse como fertilizante y lodos residuales.
La presión del agua conduce los residuos ya digeridos hacia el exterior, convirtiéndolo en un sistema autolimpiable. Además se integra en ellos un filtro material plástico y polímeros que permite que el líquido resultante salga más limpio y el interior no se enlame. Este líquido puede utilizarse como fertilizante o bien puede estar conectado al drenaje donde su posterior tratamiento se simplifica.
Por medio de una válvula se expulsa anualmente un cumulo de lodos rico en nutrientes que se recomienda integrar al compostaje para usarse como abono. El gas producido es mínimo y es liberado paulatinamente, libre de riesgos.
El biodigestor tiene gran efectividad y al estar fabricados de polietileno de alta densidad su durabilidad es máxima pues se evita la humedad. El riesgo de filtración o ruptura es mínimo. Los mayores problemas provienen usualmente de errores de instalación o mal uso de los tanques. Se recomienda evitar el uso de productos químicos, grasas y aceites para acelerar el proceso biológico de descomposición de desechos orgánicos.
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